Una mañana, una noticia, un golpe que aceptas.
Una mañana, una noticia, un golpe que te deja sin aliento.
De estas cosas que te esperas, no sabes por qué, y sabes que tienes que tirar adelante, sin pararte a pensar. Porque no es tu culpa, ni mi culpa, ni la suya.
De estas cosas que no te las hubieras podido ni imaginar aun queriendo, y que te dan ganas de pegar patadas, golpes, de negarte a verlo. De reventarle a golpes, sin pensar.
Que aquí es donde se demuestra que eres grande, que eres fuerte, que sabes tirar hacia delante. Y que, seriamente, no es para tanto.
Que te da igual parecer una gilipollas, pero que joder qué ganas de llorar. Y que, honestamente, no te lo mereces.
Prefiero que haya sido así, haberme ahorrado la vergüenza y la humillación de haber ido a la cara y habérselo dicho. Que mejor así, no words, no drama.
Preferiría haberme arriesgado, haber hecho una locura muy gorda, perder la cabeza y la decencia, y si me jodo, me jodo a gusto. Que peor así.