Monday, February 17, 2014

Puro Nervio.

Una mañana encuentras una explicación. 
No hay nada normal dentro de ti. Tu corazón está a la derecha en tu pecho y los pensamientos pasan antes por el estómago que por la cabeza. No miras hacia delante, sino hacia los lados. Hueles cosas que no están. Sientes un frío que no hace. 
A la gente le gusta recrearse en la idea de que son normales. ¡Já! Llámame alternativa. Soy la respuesta a una pregunta que nadie ha formulado, soy el anochecer de un día que nadie quiere que acabe, soy el chiste del que nadie se ríe. 
Soy la anormalidad, soy la excepción que confirma la regla. Mi sangre es de Tabasco y mi corazón de azúcar piedra. Mis pensamientos escuecen y mis palabras son el Betadine con que curarlos. Mi cabeza está más desordenada que mi armario, y eso son palabras mayores.
No tengo conciencia, sólo tengo nervios. Ataques de ansiedad rutinarios, falta de sueño crónica, antojos de azúcar insatisfechos y anemia del alma. Vivo con una aguja entre las manos, ojeras, un guión y muchos arrebatos de gilipollez. Tengo mil remedios y ninguno de ellos funciona. Tengo mil personas alrededor pero ninguna de ellas a menos de mil kilómetros. Soy el Sol, pero quemo. Soy el lado oscuro de la Luna. Soy lo peor. 

Tuesday, February 4, 2014

Culpables y mentirosos.

Una mañana de estas en las que te preguntas si la gente realmente cambió.
De esto que no sabes muy bien si lo que ha pasado es que ha cambiado algo en ellos, o es que siempre fueron así y no lo has visto hasta ahora. Que nada ha cambiado, y ellos están mostrando una faceta distinta, algo que no esperarías. De esto que esperabas más, o mejor. 
De esto que te estrellas contra la misma pared de siempre por no ser capaz de no tener expectativas. Poder no sentirte decepcionado cuando te decepcionan, poder no sentirte abandonado cuando te abandonan. 
La gente que dice que siempre va a estar ahí miente. Los que no lo dicen no mienten, pero tampoco estarán ahí siempre. Los que dicen que siempre serán tus amigos, pase lo que pase, mienten. Los que dicen que nada va a cambiar mienten. Los que te abrazan una madrugada de Febrero y te prometen que no te van a dejar sola mienten. Los que se preocupan por ti mienten. 
Y a lo mejor es su culpa por mentir, o a lo mejor es su culpa por ser unos cobardes y no decir la verdad. A lo mejor es su culpa por no darse cuenta de que no son tan buenas personas como piensan, o a lo mejor es su culpa por hacer promesas que no pueden cumplir. 
O a lo mejor es tu culpa por creerles, a lo mejor es tu culpa y sólo tu culpa por no haber aprendido después de tantos años a no confiar en la gente. 
El caso es que la culpa es de alguien, y todos aquí sabemos que, por si no fuera bastante con sentirte traicionado, abandonado, dolido o engañado, también vas a sentirte culpable.
Porque todos aquí sabemos que siempre, siempre, la culpa es tuya. 

Sunday, February 2, 2014

Sólo.

Una mañana te levantas y las cosas hacen clic y todo tiene mucho más sentido. Porque una mañana te levantas y eres consciente de que vas a estar siempre sola. 
No la clase de soledad de la gente que pasea por la calle mirando al suelo y llega a una casa vacía. Sino la clase de soledad de que nadie se queda y nadie se quedará. 
Comprendes que la única constante en tu vida eres tú. Comprendes, como de la nada, que la gente tiene un aguante limitado, que ellos siguen adelante con sus vidas, e igual que están de paso en tu vida, tú estás de paso en las suyas. Es el instante en el que comprendes que todas tus tonterías son demasiadas para cualquiera, y que por más que lo intentes, que lo intenten, hay una gota que siempre colma el vaso. 
Las cosas son como son. Hay gente que está hecha para grupos de treinta personas que salen juntos en carnaval y acampan en la playa en verano, hay gente que está hecha para llamar a otra gente todos los días y hacer planes de futuro con ellos, y luego estás tú. Hay gente que toma placebos de compañía, que creen sentirse mejor cuando pueden llamar a alguien, aunque solo sea una persona, para tomar un café un viernes por la tarde.
Si sólo, si tan sólo pudieran comprender que los lobos solitarios no pueden vivir en manada, si sólo admitieran que la soledad no es tan mala como la pintan, si sólo supieran que nadie les va a aguantar durante toda una vida. Si sólo fuera tan fácil de admitir...