Tuesday, June 12, 2012

Grandes.

Una mañana descubres grandeza detrás de la gente.
Hay cientos de personas a tu alrededor. Miles. Conoces tantos nombres, caras, locuras, que ellos pasan casi desapercibidos.
Ellos son quienes alegran los días. Quienes no paran ni un segundo. Quienes son tan geniales que ni ellos mismos lo ven, quienes se ponen rojos cuando te das cuenta y se lo dices. Son ellos los que se esfuerzan cada día. Quienes tienen un sueño, y lo persiguen.
Son únicos, estelares. Son gigantes con sonrisa de buenos días y un abrazo listo en los brazos. Son ellos de broma rápida, de ojos sinceros, de percepción intuitiva. Ellos que siempre sacan diez minutos para darse cuenta de que te pasa algo.
Y sí, son ellos  los que admiras en secreto, que te gusta sonreír cada vez que te das cuenta de lo grandes que son. Son ellos que querrías pasar los días a su lado, sólo por ver si se te pega un poco de su estela de chispas.
Qué coño, son ellos que nunca sabrías cómo dejar de quererlos.

Ganas.

Una mañana. Un sueño. Un escalofrío.
Más cerca de lo habitual. Menos fríos que de costumbre.
Los centímetros pierden su significado cuando ya no existen. Que a esta distancia es más fácil notar tu calor agobiante, el aliento que se escapa de entre los huequitos de tu sonrisa.
Y que los ratos pasan volando, y que los segundos no cuentas. Que cualquier risa tonta es más que todo. Que lo disfruto, que los ratos a tu lado están más llenos, que no sabes las ganas que tengo de morderte, de besarte, de hacerte reír. Que no sabes las ganas que te tengo.
Los días, las semanas, los meses, que llevo queriendo decirte que eres todo. Que eso son ganas de levantarme, de arreglarme, que me la suda si me ignoras, que en mi mente sigues haciéndome caso incluso cuando te largas, incluso cuando no estás. Que cada cosa que haces por joder, en realidad la haces por picarme, por hacer que piense aún más en ti. Que todo lleva intención. Que todo es algo, y es más que nada.
Que tengo unas ganas que no me aguanto de pillarte por banda y decirte todo esto. Decirte que le pones luz a las cosas.
Que joder qué ganas que te tengo.
Que joder qué escalofríos me provocas.
Que joder ojalá estuvieras menos en mis sueños y más en mi cama.

Monday, June 11, 2012

Peor.

Una mañana comienzas a aceptar las cosas tal y como son. Y te odias por eso.
Porque parece una rendición. Porque parece una excusa mala de todas tus heridas para dejar de luchar. Porque estás dividido.
Quiero seguir adelante. Cueste lo que cueste.
Quiero dejar las cosas tal y como están. Pierda lo que pierda.
¿Qué es peor? ¿Perder una oportunidad o perder lo poco que te queda de capacidad de tirar hacia delante?
¿Qué es peor?
Amar sobre todas las cosas. Arriesgar lo poco que te queda por miles de pensamientos que pueden llegar a ser miles de tardes, de noches, de besos, de miradas.
O.
Aceptar una derrota. Saber cuándo es el momento de decir hasta aquí, ni un paso más. Quedarte con la parte buena, las miles de cosas que podrían haber sido y que no serán, que se quedarán ahí sin hacerte daño, pero mimando cada día que tengas que volver a verle.
¿Qué es peor?
¿Arriesgarlo todo por algo que podría no ser nada?
¿O esperar, esperar hasta tener alguna clase de seguridad? ¿Que puede no llegar nunca?