Una mañana te levantas pachanguera. O fiestera, o animada, o como quieras llamarlo.
Una mañana te levantas que se te van los pies a otro lado. Te levantas con ánimo de chupitos y música horrible, con ganas de destrozar zapatos y de bailar sólo para acercarte un poco más a aquellos de la barra.
Que ser buena está muy bien, que hablar de sentimientos y tal es importante, pero que también es importante salir, y salir mucho, y salir a lo party hard, y no volver, y perder la cuenta o llevarla muy bien, y disimularlo todo diciendo "esto son las cervezas".
Que por muy buenas que seamos, hay que sacar a la fiera de paseo, y que a falta de zoológico buena es una fiesta. Que de algo tienen que servir esos pantalones cortos, el pintalabios y el maquillaje.
¿Dónde más vamos a chillar las canciones de reaggetón? ¿Dónde, si no, vamos a poder zorrear y echarle la culpa al alcohol? ¿Dónde vamos a perder la vergüenza y las pulseras, dónde vamos a perder las tonterías y ganar unas cuantas heridas en los pies?
¿Dónde más podríamos alejarnos de miradas criticonas, si no es en un lugar lleno de gente?