Thursday, February 23, 2012

Gotas.

Una mañana... llueve.
Y las gotas de agua se pegan a todo, a los muros, al asfalto, al cristal de los coches, a tus pulmones. Parecen purpurina plateada en la calzada, cuando las luces blancas las rozan y las iluminan.
Hay quien dice que la lluvia es triste, es gris, que se deprimen sólo de ver la previsión meteorológica. Pero nada más lejos de mi realidad.
La lluvia es ese instante mágico en el que mojarte parece de todo menos malo, que el paraguas sólo hace falta si es para tener un pretexto para hablarle. La lluvia ha alimentado mil romances de cine, y ten por seguro que algún día te besaré bajo una lluvia torrencial. Y me sobrará el paraguas, y me sobrará el universo, mientras quedemos tú, yo, y las gotas juguetonas que crean dibujos y reflejos sobre tu pelo, tu chaqueta.
¿La lluvia deprimente? ¡Venga ya! ¿Quién no ha querido nunca que una tormenta nunca acabase?

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