Una mañana me doy de narices con tu sonrisa y joder, tío, eres irresistible.
¡Venga ya! No puedes ser de verdad. Dime que llevas lentillas, para esos ojos verdes; dime que te tiñes el pelo así de negro; dime que te maquillas cada mañana, para esa piel. Dime que te viste una ex, y que las canciones que tanto me/nos gustan, te las sabes por ciencia infusa.
Dime que en realidad todos esos textos no los escribes tú. No me toques las narices mucho y dime que eres de mentira, que en realidad no hablas tan bien el francés, y dime que no te gusta hacer deporte.
Bueno, te doy una alternativa.
Dime que me quieres, que te mueres por mí, que te vuelven loco mis ojos y que mi sonrisa hace que tu corazón se salte un latido.
Aunque, claro, entonces ya si que tendría motivos de sobra para dejarme las drogas...
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