Thursday, December 13, 2012

Mientras puedas.

Una mañana te encuentras rodeada. En el centro de la marea, un océano dividido por Moisés, que amenaza con caer sobre ti. 
Entre dos mundos. Entre dos opciones. Entre dos personas. O más de dos personas. Entre dos grupos, dos posibilidades, dos sensaciones. 
Ser normal o ser especial. Ser interesante o radiante. Hablar o mirar. Sonreír o morderse el labio. Abrazar o besar.
Te encuentras en una encrucijada, derecha o izquierda, sin saber muy bien qué hacer. Puedes seguir intentándolo, puedes seguir creyendo. Puedes mantener ese precario equilibrio, esa silla con tres patas en el aire. Y también, por una vez, dejar que las cosas fluyan, hablarle si te apetece, no cortarte demasiado, elegir preocuparte por él, conversar con él sin temas y sin motivos, sólo por saber que sigue al otro lado. 
Elige. Elige pronto. Elige ya. Elige antes de que a Moisés se le cansen los brazos y toda la furia del Mar Rojo caiga sobre ti, te entierre. Elige mientras tengas opciones, mientras se te presente la disyuntiva. Porque llegará un momento en el que no podrás hacer nada, en el que todo habrá comenzado, y no podrá parar jamás. Elige mientras todavía tengas las cosas (relativamente) claras. 
Te encuentras sobre una de las patas de la silla. Te encuentras en el coche con el capó en el precipicio. En el ojo del huracán. En la tierra seca entre los dos mares.
Date prisa. 

Tuesday, December 11, 2012

Reacción.

Una mañana decidimos intentarlo. Un was, una sonrisa al abrir la puerta, un "¿Has estudiado?". Algo que no sea nada, pero algo que lo cambie todo.
Porque muchas veces intentarlo vale la pena. Una respuesta rápida, una mirada más larga de lo habitual, diez segundos de conversación. Las pequeñas nadas que hacen un mundo para ti, las cosas diminutas que hacen que le sonrías como una idiota a la taza de café. No hace falta que sea inmenso, que sea importante, a veces ni siquiera que sea real, para que aligere el peso en los hombros. 
Y que da mucho gusto cambiar un poco, joder. Ilusiona cambiar, darte cuenta de que todo puede ser distinto, que no todos tardan media hora en hacerte caso y que hay a quien le vale con la conversación más banal del mundo. Da gusto que las cosas sean diferentes, esperar wass de otra persona, ir con ganas a cualquier lugar, tener un motivo para echarte rímel por las mañanas. 
Empiezas a cambiar el mundo cuando empiezas a cambiarte. Empiezas a cambiar las cosas cuando menos te lo esperas, cuando de repente se te ocurre dar un paso, cuando de repente reaccionas.
Como dijo un genio, si quieres resultados diferentes, haz cosas diferentes.
Como dijeron otros dos genios, cambiar el mundo, hablar de más, enredar un poco. 

Monday, December 10, 2012

REM.

Una mañana te levantas con el último sueño todavía pegado a las pestañas. Un sueño agobiante, asfixiante, de estos que te levantan del mismo sofoco. Un sueño del que despiertas empapada en sudor, con el corazón a mil. Un sueño que no te deja volver a dormir.
Hay sueños que parecen más reales que la realidad. Hay sueños que te despiertas buscando ese archivo en el móvil, o creyendo que sigues con él, que esos pantalones todavía cuelgan en tu armario. Hay sueños que no te agobian por lo terroríficos que son, sino porque ¿y si no han sido un sueño?
Pero peor que eso, es no saber si esto es la realidad o es un sueño. Momentos por los pasillos que olvidas y recuerdas como si nada, viajes en el bus en el que los colores se descontrolan, estar parada enfrente del armario y no saber qué estás haciendo. 
Confundo sueños y realidad con demasiada frecuencia. Dime una frase y no sabré si la he soñado o la he vivido. 
Y es así siempre. Es así cuando estás a su lado y no puedes distinguir claramente si ese beso ocurrió en un sueño o no. Es así cuando empiezas a contar algo y te paras, consciente de que no sucedió más que en tu cerebro. 
¿Falta de sueño? ¿Escapar de la realidad? ¿Imaginación sobrexcitada? ¿Taurina antes de dormir?
No lo sé. Lo único que sé es que encontramos en los sueños aquello que no tenemos en la realidad. Pero si queremos conseguirlo... más nos vale dejar de soñar. 

Tuesday, December 4, 2012

Infinitesimal.

Una mañana te levantas, a cada segundo más cerca.
A cada segundo más cerca de lo que hace días, o semanas, u horas, te parecía lejano, absurdo, remoto. Algo que parecía estar ahí, parado, a su rollo, y que ahora ves que está tan cerca, tan inmediato, que asusta.
Somos muy valientes. Hacemos planes colosales, levantamos monumentos, ídolos, héroes. Eso sí, a una distancia prudencial. Aquí pondré mi título. Siempre futuro, nunca presente.
Y nos dedicamos a construir un futuro que desde aquí parece tan remoto que apenas existe. Y nos dedicamos a dejar pasar un presente que se ha hartado de nosotros. Y cuando el futuro llega, y es presente... ¡Ha! Nos da tanto miedo que todos esos planes colosales que tuvimos se reducen a planes aceptables. Ahora levantamos posters en la pared, casas de muñecas. Dejamos los títulos, los honores, la luz. Y nos centramos en la verdad, en los exámenes de Filosofía, en las amigas que nos llaman por nuestro cumpleaños, en mañana como mucho. 
¿Dónde vas, pretendiendo mirar más allá? ¿Qué haces, olvidando tu presente para mirar un futuro que puede ni existir? ¿Qué buscas en lo universal, que no puedas encontrar en lo infinitesimal? 
¿Para qué buscas más allá del mar, cuando estás atrapada en un charco?

Menos es más.

Una mañana te levantas. Diez minutos para pensar si levantarte o no. Diez para pensar qué ponerte. Diez para pensar el peinado. Diez para decidir si sales corriendo a por el bus o te esperas al siguiente.
Y una mañana te levantas de un bote, te vistes y te peinas a la vez, es decir, en el ascensor, y pones el pie en la acera para salir corriendo, porque pillas el bus, sí corres un poco. 
Y una noche te lo piensas muy muy poco, y le sueltas un "yo sólo negocio con sexo o bebida", y te sale de dentro un "¿ni siquiera si soy yo la que está loca por ti?". Una noche decides pensar menos y hablar más, una noche pasas de las sutilezas, de las vueltas de cabeza y de la madre que los parió a todos, y te limitas a dejarte llevar.
Porque muchas veces, si te sientas delante de la pantalla y dejas que los dedos vuelen, te salen posts de puta madre. Porque muchas veces si no piensas en los cuádruples sentidos, él lo pilla de una puta vez, y entiende que es verdad. Porque muchas veces, meter las manos a tientas en el armario significa sacar de la nada un outfit de estos de conjunción astral.
Porque lo de menos es más es verdad. Porque si te pintas menos, ligas más, y si piensas menos, te diviertes más. 
A lo mejor no le queda demasiado clara la idea de "TE COMERÍA A BOCADOS", o quizás tengas que peinarte cinco veces en diez minutos. Pero merece la pena, compensa ganar diez minutos de tu tiempo en lugar de ir perfecta, echarte unas risas en lugar de que siga sin olerse la tostada. 
Porque compensa dejarte ir, olvidarte del mundo.
Por ti, y por mí.

Sunday, December 2, 2012

Días.

Una mañana, me levanto sin tiempo para ti.
No me queda tiempo para ser débil. No me queda tiempo para andar preguntándome si lo que yo creí ver era lo que en realidad fue. No tengo tiempo, o no se si quiero tenerlo, para pararme a pensar sobre cada mirada, cada gesto, cada sonrisa, cada palabra. No tengo tiempo para preocuparme por ti, si de verdad estás bien, si ella te ha vuelto a hablar, si has tenido pesadillas o si no sabes qué es el alma para Platón.
No es ni la primera ni la última vez que digo que siempre tendré tiempo para lo que me importa, para lo que me hace feliz.
Y tú claro que me importas, pero resulta que me robas la vida, que pasan mis días preguntándome por ti, si algún día estaremos contigo, si algún día será verdad. Me estás robando la vida, y no me gusta pensar que una de estas veces en las que crea que me miras, en las que crea que las sonrisas son de verdad, por una vez en mi vida pensaré: "No seas idiota, no es para ti".
Porque el día que eso pase... El día que eso pase, se acabarán las gilipolleces. Tus dudas, tus miradas, tu forma de llamarme, se esfumarán, se irán. Y me quedaré yo, me quedaré con esa parte de mí que siempre se dedicó a decirme que no era verdad. 

Saturday, December 1, 2012

Chas.

¿Qué pasa si una mañana recuerdas ese momento? ¿Qué pasa si todo es igual que entonces, y pareces seguir los mismos pasos?
Qué pasa si lo malo no es que todo parezca igual, es que realmente nada ha cambiado. Ha llovido mucho desde entonces, claro, y todo lo que parecías haber solucionado en tu vida ha quedado atrás.
Pero, oh, nena, no es así y lo sabes. Todas estas decisiones que tomaste, ¿qué son? Son papel mojado, son noches sin luna, son tinta en un papel que cayó al mar. Las decisiones no valen para nada. Decidir ser fuerte no sirve para nada.
¿Y sabes por qué? Porque desde que lo dices hasta que lo haces, todo puede pasar. Puedes decidir que se lo harás pasar mal, y al día siguiente no podrás, no querrás. Puedes decidir ser fuerte, pero al día siguiente no te quedarán motivos para ocultarle a tu amiga que estás hecha polvo. Pueden volver estos momentos que te hicieron como eres, puedes volver a verle, volver a hablarle, volver a abrazarte con ella y decidir que no sirve de nada. 
Chas, todo pasa y todo pasará. 
Chas, momentos que se fueron, momentos que nunca se llegaron a ir.
Chas, ¿de qué sirve olvidarte, si para cuando olvido que te quiero, vas y me lo recuerdas?