Una mañana te asalta un recuerdo. Un momento que te llega así, como si nada.
Estaba enterrado tan hondo. Era tu pasado, pero ahora, al entrar en la cocina, se vuelve tu presente. Porque vuelve a estar ahí, apoyado en la encimera. Lo echas de menos al andar por la calle y saber que está a miles de kilómetros, y que a lo mejor ni le vuelves a ver.
Pero lo que más te duele son todas aquellas cosas que pudiste hacer mientras continuaba a tu lado. Todas las frases que le pudiste decir, todos los momentos que podías haber aprovechado. Y no lo hiciste.
Los momentos pasan, más rápido de lo que nos gustaría, más rápido de lo que nos imaginamos en el instante. Los momentos no vuelven. Pero las personas sí.
Si vuelves a tenerle a tu lado, ni te lo pienses, y aprovecha. Todo lo que no dijiste en el momento, ahora suéltalo. Abrázate a él, dile que su sonrisa es la mejor.
Quién sabe. Si vuelves a tenerle a tu lado, será por algo.
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