Una mañana entera contigo misma. Una mañana sin tener que aguantar a nadie. Una mañana para rumiarte a ti misma. Sin interferencias.
Unas siete horas para aguantarte y para quererte, para tomarte un café en silencio, para comerte un Twix en silencio. Para no tener que decirle nada a nadie. Para distraerte y concentrarte tu sola.
No tener que mirar detrás o a los lados. No tener que sonreír o prestar atención. Una mañana sin conocer a nadie. A veces, ni a ti.
Es que te echabas de menos. No oírte. No hacer caso a los pensamientos que te asaltan. Y al acabar, subir a la azotea, cantar un rato y pensar en lo pequeña que se ve la ciudad a tus pies. Dar vueltas sobre ti misma.
Regalarte todo aquello que te sueles prohibir. Concentración, tranquilidad, despreocupación. Darte vacaciones, a ti y a tus pensamientos. Ellos a Boston y tú a California. A sonreirle al moreno ese sin que te mire raro NADIE.
No comments:
Post a Comment