Una mañana te levantas. Paf. Otra vez.
Que siempre acabe por pasar lo mismo. Que no seamos capaces de verlo venir, y que nos vuelva a pillas por sorpresa, y que nos vuelva a estallar en la cara, y que nos vuelva a hacer sentir lo peor.
¿Somos tan idiotas que no podemos medir nuestras palabras? ¿Somos tan imbéciles que cometemos los mismos errores una y otra vez, pensando que ya aprendimos?
Cuando sientas el fuego, quita la mano, porque acabarás escaldado.
Cállate, cierra el pico y espera a que pase la tormenta. Cállate, antes de que sea demasiado tarde y ya la hayas cagado. Cállate.
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