Una mañana te das cuenta de que las cosas no son tan difíciles como las quieres ver. Que a lo mejor un abrazo sí que lo cura todo, y que a lo mejor llorar no es tan malo. Que las penas no hacen nada dentro de ti, y que si las sacas fuera, bien lejos, a lo mejor puedes sentirte mejor.
Sabes que las cosas vienen y van, y que las sonrisas de hoy mañana no serán nada. Sabes que quitarse la coleta, ponerse las gafas de sol y salir al mundo no es tan malo, no te va a pasar nada tan malo.
Sabes que los paseos interminables son menos interminables si vas con alguien, y que tirarse al suelo no tiene que ser una preocupación por tus medias, sino la alegría de hacer el tonto un rato, y reír.
Y reír.
Porque cualquier cosa que hagas, acábala con una risa. Acaba tus exámenes con una risa, tus besos con una risa, tus abrazos con una risa, tus lágrimas con una risa.
Que es lo más sencillo y lo más natural. Igual que llorar. Y que no importa, llorar, reír, saltar de alegría o querer dar patadas a todo lo que te rodea. Porque pasar tu tiempo, malgastar tu tiempo conteniéndote es una estupidez, contando como cuentas con gente que te escuchará, te abrazará, llorará o reirá contigo. No ganas nada pudriéndote por dentro con las mierdas de cada día.
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