Una mañana estudiando Filosofía, y una frase: "El ser humano puede decidir en contra de sus motivos".
No parece ni muy inteligente ni muy lógico, pero sí muy cierto. Porque, si actuáramos conforme nuestros motivos...
Sabrías desde hace tiempo que me gustas. Habría dejado de sonreírle a más de uno, después de lo que sé. Saldría corriendo cada mañana. Mandaría a unos cuantos a la mierda, y no me importaría.
No son nuestros motivos los que nos hacen actuar. No tengo motivos para seguir hablando contigo, para aguantar las idioteces de más de uno, para levantarme cada mañana y hacer como si no pasara nada. Sigo hablando contigo porque quiero. Aguanto las idioteces de más de uno porque me conviene. Me levanto porque no queda otro remedio.
Nunca dejes a tus motivos superar a tus necesidades, a tus voluntades, ni siquiera a tus obligaciones. Decide quién eres, qué quieres y por qué vas a enfrentarte hoy al mundo. Ten muy presente por qué haces cada cosa en cada momento, por qué lloras, por qué sonríes, por qué amas, por qué deseas.
Llora, aunque no tengas motivos de peso.
Sonríe, aunque sólo tengas motivos para llorar.
Ama, aunque tengas motivos para soltar hostias y odiar.
Desea. Aunque sea lo último que hagas, aunque sea sin motivo alguno.
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